te pinto una pinturita. estás en la parada de bondi en Ciudad Universitaria (que después de mar del plata es la ciudad del viento - aclaro para el que nunca estuvo) y con todo ese viento se aproxima una tormenta impresionante, de esas que las gotas previas son más gordas que vos después de un invierno lleno de chocolate. hay un solo abrigo. tenés tres opciones, se lo ponés a:
a- la mochila. que, vale aclarar, tiene tu vida entera ahí adentro más o menos. ya de por sí tiene tu cartuchera (y al que no le importa la cartuchera, bueno, tiene todo el resto de cosas inútiles como guia-t, fotocopias, billetera)
b- vos misma (recagadísima de frío, por cierto)
c- la carpeta grande de tipografía
¿a quién le toca?
tantanannanatnantnantanantnantantnantnanaataá! correctou! ha adivinado. OBVIAMENTE, a la carpeta de tipografía (y no saben el sistema que me armé para envolverla, una masa) - y yo, bailando daft punk para quitar el frío.
seriamente, sepan: para estudiar diseño realmente le tenés amor (del puro y sincero, ese que ni le das a tu novio); porque si no, no podés hacerlo. punto final. los pelotudos que se meten en diseño porque les gusta dibujar y no sabían qué carajo hacer de su vida, pueden ir a estudiar medicina. gracias. los que subestiman la carrera o la creen poco intelectual... son personas que no me podrían importar menos. el día que necesites un diseñador (porque ese día eventualmente va a llegar), no me llames. gracias.
aplausos pochi para los arquitectos y para los diseñadores de indumentaria, que acarrean en el día a día por un mínimo de 5 años con maquetas y con maniquíes para modistas.
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